domingo, 24 de abril de 2011

Reflexiones de Manresa a Montserrat (25,5 Km)




Hoy era un día muy especial, pues llegaba al santuario de la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña el día del patrón de Cataluña. Una montaña y un santuario que conozco muy bien, ya que de joven he escalado muchas de sus cumbres y siempre al terminar, iba a dar gracias a la virgen por la buena escalada que me había dado, pero hoy he llegado como peregrino y eso tiene un significado muy especial.

Al llegar y ver la imagen, de alguna manera sentía que la Virgen me estaba esperando y más porque cuando creía que iba a encontrarla, ella me estaba mirado primero.

El camino a Montserrat ha sido una bonita vivencia de búsqueda y encuentro, ya que he caminado por un sendero “sembrado” de advocaciones de la Virgen y hoy eso era más interesante que los paisajes que me rodeaban, quizás también porque ya había transitado anteriormente por esos caminos y porqué en el día hubo de todo: Lluvia, sol, arco iris y viento.

Esta etapa, como todas las etapas ya andadas, como el camino mismo de la vida, buscamos y encontramos. Encuentro con uno mismo, encuentro con el silencio, encuentro con los peregrinos que en Montserrat siempre hay. Y esta etapa en subida y con un tiempo adverso, exigía un dinamismo constante, un querer moverse permanentemente, desinstalarse, desacomodarse.

La clave de esta etapa que acaba a los pies de la virgen, está en descentrarse, salir de uno mismo e ir al encuentro de lo que la virgen te propone y te ofrece y buscar en mi interior respuestas a:
·         ¿Dónde me encuentro?
·         ¿Hacia dónde quiero ir?
·         ¿Qué cosas me estorban para encontrarme conmigo mismo?
·         ¿Y qué cosas me dan la paz del alma?