domingo, 10 de abril de 2011

Lo que aprendí el 10 de Abril


Sentfores, también conocida como La Guixa, es una pequeña localidad situada en la parte occidental de la llanura de Vic, a orillas del río Mèder.

El castillo de Sentfores está documentado desde el 911, y la iglesia de Sant Martí de Sentfores, desde el 930. Del castillo, que se alzaba en la cima de una colina, dominando el camino hacia Santa Eulàlia de Riuprimer, apenas quedan restos, aparte de varios fragmentos de muralla. Junto a ellos permanecen los vestigios de las trincheras utilizadas en la Guerra Civil. En 1705, en el santuario de Sant Sebastià, situado en la colina homónima, al límite del término municipal, tuvo lugar el episodio histórico conocido como “la conjura dels vigatans”, en el que un grupo de ciudadanos de Vic acordó tomar partido por el pretendiente Carlos III y autorizar la firma del Pacto de Génova con las potencias europeas que lo apoyaban.



Santa Eulàlia de Riuprimer es un pueblo aislado, rodeado de montañas, donde se halló un miliario romano, señal de que por aquí pasaba una antigua vía romana. Todo indica que se trataba del itinerario que enlazaba Vic (Ausa, para los romanos) con la ruta hacia Zaragoza (Cesaraugusta).

La iglesia de Santa Eulàlia, documentada desde el s. x, fue reedificada durante el s. xi bajo los auspicios del obispo y abad Oliba. A finales del s. xvi se construyó una capilla dedicada a la Virgen del Rosario. Se restauró entre 1984 y 1987; durante la restauración se encontraron restos de las iglesias de los s. x y xi. El edificio actual es de estilo barroco y conserva en el crucero las ventanas románicas de doble derrame. El campanario mantiene, hasta el segundo piso, elementos de un campanario edificado durante el s. xii.

Por el término de Santa Eulàlia discurre un histórico camino ganadero, utilizado por los rebaños en el traslado desde los establos hasta los pastos. En concreto, la ruta que pasa por aquí conducía de los ríos Gaià y Francolí a las tierras del norte.



L’Estany se encuentra en la subcomarca del Moianès, en el Bages, en medio de una llanura bien aprovechada para el cultivo. El pueblo se halla junto a un antiguo lago, desecado en 1570 por orden del abad Carles de Cardona para evitar los focos de epidemias que conllevaba. El lago se encontraba al este de la población y todavía se vuelve a llenar en época de grandes lluvias.


Las casas de L’Estany son de piedra y constituyen un buen ejemplo de pueblo rural, casi de montaña. Es un lugar de veraneo y segundas residencias. Los visitantes se acercan a L’Estany atraídos por el buen clima y el extraordinario conjunto del monasterio románico de Santa Maria, formado por la iglesia,el claustro y un pequeño museo anexo en el que se resume la historia del
cenobio. Asimismo, la plaza que se abre delante del monasterio y las calles antiguas del pueblo mantienen un especial encanto medieval.




Los orígenes del monasterio de L’Estany deben buscarse en una antigua iglesia dedicada a santa María erigida aquí durante el s. x. En el año 1080 fue cedida a la diócesis de Vic, que establece en L’Estany una comunidad de clérigos agustinos. El monasterio empezó a decaer a raíz de un incendio, en 1395, que obligó a la comunidad a abandonar el edificio hasta 1436. En 1448, un terremoto hundió las bóvedas de la iglesia. La recuperación posterior fue lenta y nuevas circunstancias negativas afectaron al buen funcionamiento del monasterio. Finalmente, en 1775 se extinguió la comunidad y la iglesia se convirtió en parroquia del núcleo desarrollado alrededor del monasterio.


Del conjunto del monasterio se conservan la iglesia de Santa Maria, consagrada en 1133; la sala capitular, actualmente convertida en capilla del Santísimo; y el claustro. La iglesia y el claustro se comunican mediante un portal gótico (s. xvi). La iglesia, del s. xii, es muy sobria, tanto por dentro como por fuera. Tiene planta de cruz latina, consta de una sola nave con bóveda de cañón y posee un elegante cimborrio sobre el crucero. El claustro es de planta cuadrada, con diez arcos en cada galería con columnas dobles y 72 capiteles, muy bien conservados gracias a la alta calidad de la piedra utilizada. Entre los capiteles del claustro de L’Estany, que alternan representaciones religiosas y profanas, merecen especial atención los de la Santa Cena y de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

Alrededor del claustro se encuentran otras dependencias destinadas a rectoría, biblioteca pública y museo. En el museo se conservan objetos y documentos de la larga historia local, así como restos arquitectónicos y escultóricos de las diferentes restauraciones que se han llevado a cabo.

El conjunto fue declarado monumento nacional en 1931. En 1950 y 1982 se realizó la restauración, que exigió reconstruir muchas partes importantes, sobre todo en la iglesia.