jueves, 21 de abril de 2011

Lo que aprendí el 21 de Abril



Navarcles, el municipio menos extenso del Bages, se halla en la confluencia del Llobregat con el torrente de Calders. Vive totalmente inmerso en la órbita comercial y residencial de Manresa debido a que está a solo 8 km de la capital comarcal.

En el pueblo destaca la capilla de Sant Bartomeu, una antigua villa romana convertida en ermita. 

Navarcles también es conocido en la comarca porque posee un parque con un lago en el que se pueden practicar deportes acuáticos.




El paseo por la orilla del río ofrece, asimismo, algunas delicias arquitectónicas. Es especialmente significativo el puente Vell de Navarcles, de 121 m de longitud, por el que pasaba el histórico camino que comunicaba el pueblo con Manresa. Se empezó a construir el día de Santiago Apóstol de 1796 y las obras se prolongaron casi ocho años. Tras ser destruido durante la Guerra Civil, se reconstruyó en 1946. El edificio rojo que se puede observar al lado del puente es una antigua fábrica textil, construida en el s. xix, que aprovechaba la fuerza motriz del agua para su producción.


El monasterio de Sant Benet de Bages, uno de los más hermosos deCataluña, presenta un conjunto misterioso, íntimo y casi mágico, rodeado de una exuberante vegetación.

Su origen se halla en una fundación familiar: el Papa dio permiso a Sal·la y Ricarda, un matrimonio de la nobleza de la comarca del Bages, para crear un cenobio en estas tierras;
además, les concedió, como favor especial, que los abades fueran personas de su descendencia. El monasterio primitivo fue arrasado por una razia musulmana durante el s. xi. La iglesia y el claustro actuales se construyeron a finales del s. xii. La iglesia está formada por una nave, el ábside central, la cripta y el campanario. Allí se veneraban las reliquias de san Valentín.

El claustro es la joya del monasterio; la vegetación le da un aspecto melancólico, umbrío, sosegado. Es de tamaño mediano y forma casi cuadrada; cada galería está formada por seis arcos apoyados en columnas dobles de poca altura. Entre los capiteles románicos hay
algunos de una época anterior que han sido reutilizados; es posible que formaran parte del monasterio primitivo.

Tras la desamortización, el monasterio pasó a manos del pintor Ramon Casas, que encargó su reconstrucción al arquitecto Josep Puig i Cadafalch. En 1931 fue declarado monumento nacional, pero ello no evitó un tiempo de abandono que deterioró algunas de sus estructuras. Más tarde fue adquirido por una entidad bancaria y volvió a abrir sus puertas tras haber sido objeto de una restauración integral. El conjunto actual incluye un hotel y varias salas para convenciones y exposiciones.


El tramo del río entre Navarcles y el Pont de Vilomara es uno de los mejor conservados de todo su curso medio. El trabajo de erosión y los sinuosos meandros que describe han configurado un espectacular paisaje de riscos y acantilados poblados de exuberante vegetación de ribera (chopos, álamos y olmos).


Antes de llegar a Manresa se pasa el pequeño pueblo de Viladordis, situado al pie de la autopista, desde el que ya se empiezan a ver los edificios de la capital del Bages.


La ciudad de Manresa ha sido desde siempre un cruce de caminos que conecta la Cataluña Norte con la Península Ibérica, así como punto de confluencia de dos ríos tan importantes como el Llobregat y el Cardener.

Podríamos incluso hablar de encuentro entre las esferas celestiales y el mundo terrenal, si tenemos en cuenta que fue aquí donde san Ignacio de Loyola recibió la inspiración divina para escribir su célebre obra Ejercicios espirituales, que constituye la base del movimiento jesuita.

El tramo del Camino de Santiago que se adentra en Manresa coincide con el trazado del Camino del Abad Oliba en esta zona. Si tenemos en cuenta que Manresa también forma parte de la ruta ignaciana europea, el encuentro con algún peregrino se vuelve inevitable. De hecho, todo el mundo lo dice: Manresa está a medio camino de todas partes.

Manresa es una ciudad marcada por los momentos más destacados de la historia de Cataluña. Hay pocas ciudades catalanas con un atractivo patrimonial y turístico tan variado, ya que en ella podemos contemplar desde calles medievales hasta palacetes modernistas o fábricas que son
herencia de la primera industrialización, pasando por casas señoriales barrocas. Todo este legado se puede sentir y compartir al revivir año tras año el Milagro de la Luz en el marco de la Fira de l’Aixada, o sumergirse en la inagotable propuesta de espectáculos tradicionales de
la Fira Mediterrània. Además, se pueden recorrer el itinerario medieval, el barroco, el ignaciano o el modernista, entre otros, que nos invitan a descubrir la ciudad a pie.

Manresa es una ciudad que se identifica con su pasado y, a la vez, mira hacia el futuro. Es acogedora, vital, abierta, espiritual