lunes, 1 de abril de 2013

De Santo Domingo a Burgos. 28/29/30 de Marzo 2013 (73,1)


Un buen zumo, un café y la variada repostería de Santo Domingo de la Calzada, con sus famosos ahorcaditos, permiten afrontar con garantías los últimos kilómetros del Camino de Santiago en La Rioja y los primeros de Castilla y mirando atrás pienso que ya he caminado por Cataluña, Aragón, El País Vasco, Navarra y todavía me quedan por lo menos un par de comunidades por atravesar.

Realmente el camino, etapa a etapa me ha ayudado a hacer la reflexión más grande de mi vida, me ayuda a intentar ser un hombre nuevo por dentro, para intentar entender el por qué de esta necesidad de caminar hacia un destino que poco a poco me llama. Un lugar donde llegar con mi vida a cuestas, un lugar para entender lo más posible el trayecto caminado en todos los años vividos, un lugar donde poder descansar después de poner paz en mi corazón y mi mente.

Al sentarme en Burgos, al lado del monumento al peregrino y con la catedral detrás, me asaltaron muchísimos recuerdos permanentes y presentes, de una nueva forma de sentir muchas cosas que antes pasaban desapercibidas para mí, de saber mirar con los ojos del corazón. He aprendido a respetar mucho más todo lo que me rodea y disfrutarlo con la simple sencillez grandiosa de ver nacer un nuevo día. Sentir que cada amanecer es un regalo que debo intentar vivir.

Cuando caminas por lugares desconocidos, sientes un placer difícil de explicar, los pies por momentos empiezan a sentir que compartes los pasos de otros caminantes a lo largo de los siglos. Los ojos se vuelven inquietos al descubrir todo lo nuevo, no son capaces de fijarse en un solo punto durante mucho tiempo, sólo quieren transmitir a la mente y a la memoria toda la información visible y posible.

Muchas veces se siente la necesidad de continuar caminando a pesar del cansancio,  porque te sientes orgulloso de ser peregrino y no quieres que eso finalice ya que con esto consigues placeres sencillos, placeres que siempre estuvieron ahí pero que nunca antes fui capaz de verlos y lo más importante que estoy compartiendo que me llenaban de felicidad, llanos, valles, ríos, pueblos y ciudades y lo más importante, que todo esto lo estoy compartiendo  con peregrinos  que como yo caminan por el Camino de las Estrellas.


domingo, 3 de febrero de 2013

De Logroño a Najera


En estas dos etapas, debo comentar que un acto tan religioso como la peregrinación no pude sustraerse de los milagros, siempre hay leyendas que hacen referencia a alguno y el Camino de Santiago no es una excepción y para ello he puesto en el blog, la leyenda del gallo y de la gallina de Santo Domingo de La Calzada para que la disfrutéis.

Lo que no es una leyenda y es una realidad es que ya he llenado mi primera credencial y ya estoy por la segunda. La verdad es que eso me ha hecho mucha ilusión y mas por esa razón, hoy quiero hoy parafrasear al hidalgo don Quijote de La Mancha con la frase: "Dejad que los perros ladren porque es señal de que vamos cabalgando"  y aunque yo el camino lo hago andando, voy avanzando y prueba de ello los 41 sellos que indican los 41 sitios por los que he pasado y una colección que enseguida llegará a las 1.000 fotos o lo que es lo mismo, 1000 experiencias que comparto con las casi 11.000 personas que han entrado a ver mi blog y que con su pensamiento me dan fuerzas extras para seguir hacia Santiago.

Por lo tanto gracias a todos, tanto a las personas que me encuentro en el camino, como a los visitantes de esta página.

De Najera a Santo Domingo de la Calzada el 27/1/2013 (21 Km.)



La situación del albergue municipal, en el extremo occidental de la ciudad, y la caminata urbana del día anterior permiten salir de Nájera con rapidez. La calle del Mercado desemboca junto al monasterio de Santa María la Real, insignia artística de la antigua capital del Reino de Navarra. Fundado en el año 1052, fue reconstruido en el siglo XV en estilo gótico. Del conjunto sobresale el plateresco claustro de los Caballeros. Por el lateral del monumento tomamos la calle Costanilla - en cuesta - y abandonamos Nájera para continuar por una pista arcillosa. En breve dejamos a un lado una nave agrícola y cruzamos sobre el arroyo de Pozuelos o Valdecañas (Km 1,8). Sobre brea y, de nuevo, tierra, llegamos definitivamente a una pista asfaltada (Km 3,8) que conduce directamente hasta Azofra, villa agrícola asentada en la fértil vega del río Tuerto. La mejor prueba de su pasado jacobeo es la fundación, ya en el año 1168, de un hospital y un cementerio para peregrinos (Km 5,7).

El Camino atraviesa Azofra por su calle Mayor, donde se encuentra la farmacia, las tiendas de comestibles y los bares. Conviene saber que hasta Cirueña, la próxima localidad con algún servicio, restan 9,3 kilómetros. Nos despedimos de Azofra junto a la Real Casona de las Amas, antigua residencia de familia ilustre que ha sido rehabilitada para el turismo. A la salida tomamos un corto tramo de la LR-206 y, al llegar junto a la fuente de los Romeros, nos desviamos a mano izquierda para retomar la jornada por pistas. Pasado más de un kilómetro nos topamos con una picota de mediados del XVI, símbolo de justicia (Km 7,2).

En los próximos kilómetros el trazado de la etapa se acerca durante algún tramo al de la N-120 y cruza la carretera de Alesanco (Km 8,9). En cuanto al paisaje, los campos de cereal van arañando progresivamente el terreno a la vid, señal de que Castilla está cerca, aunque hasta mañana no daremos el adiós definitivo a La Rioja. Tras un repecho tendido de un kilómetro llegamos junto a un merendero (Km 13), buen lugar para dar cuenta del almuerzo y, a escasos diez minutos nos encontramos, con sorpresa y desagrado, con un club de golf y un complejo residencial que han construido a las afueras de Cirueña.

Tras la urbanización se llega hasta esta localidad (Km 15), que el Camino pasa de refilón por la calle Barrio Bajero. A la salida nos encontramos con un pequeño tramo de carretera que lleva hasta otra pista agraria, que avanza recta entre los campos de cereal. Tras una suave ondulación se descubre Santo Domingo de la Calzada, donde como un faro vigía despunta la torre barroca de la catedral. El prólogo a Santo Domingo son varios almacenes y naves (Km 19,5). Después seguimos junto a la carretera de acceso que conduce hasta las calles 12 de mayo y Mayor, donde está el ambicioso albergue de peregrinos (Km 21)


El milagro del gallo y la gallina en Santo Domingo de La Calzada




Cuenta la tradición que entre los muchos peregrinos compostelanos que hacen alto en esta ciudad para venerar las reliquias de Santo Domingo de la Calzada, llegó aquí un matrimonio alemán con su hijo de dieciocho años llamado Hugonell, procedente de Ad Sanctos (Xanten en la diócesis de Münster, pero hasta 1821 del Arzobispado de Colonia).

La chica del mesón donde se hospedaron se enamoró del joven Hugonell, pero ante la indiferencia del muchacho, decidió vengarse. Metió una copa de plata en el equipaje del joven y cuando los peregrinos siguieron su camino, la muchacha denuncio el robo al Corregidor.
Las leyes de entonces (Fuero de Alfonso X el Sabio) castigaban con pena de muerte el delito de hurto y una vez fue prendido y juzgado, el inocente peregrino fue ahorcado.

Al salir sus padres camino de Santiago de Compostela, fueron a ver a su hijo ahorcado y, cuando llegaron al lugar donde se encontraba, escucharon la voz del hijo que les anunciaba que Santo Domingo de la Calzada le había conservado la vida. Fueron inmediatamente a casa del Corregidor de la Ciudad y le contaron el prodigio.

Incrédulo el Corregidor contestó que su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina que él se disponía a comer.

En ese preciso instante el gallo y la gallina saltando del plato se pusieron a cantar.

Y desde entonces se dicen los famosos versos:
SANTO DOMINGO DE LA CALZADA DONDE CANTO LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA


Poesía escrita a la entrada de Najera






De Logroño a Najera el26/1/2013 (29,6 Km)



Como pez fuera del agua, así se siente el peregrino en las grandes urbes del Camino. La capital riojana no es, ni mucho menos, de las peores. La calle Ruavieja enlaza con Barriocepo y ésta nos dirige a la plaza de Santiago, donde se alza la iglesia homónima (aquí sellan y facilitan la credencial) que luce en su fachada una talla de Santiago Matamoros. Más adelante, pasando bajo el arco conocido como Puerta del Camino, llegamos hasta la fuente circular donde nace la calle Marqués de Murrieta. Más de un kilómetro de acera, comercios y peatones estresados nos llevan hasta las vías del tren y trescientos metros más adelante, junto a un concesionario de Nissan, giramos a la izquierda para continuar hasta el parque de San Miguel. Escenario del botellón de los fines de semana, de día ofrece una cara más amable y menos ruidosa. Entre jardines llegamos hasta el túnel de la circunvalación e inmediatamente al paseo - llamado aquí vía verde - que conduce al parque de la Grajera (Km 3,5).

Un tramo del paseo se encuentra flanqueado por cipreses y recuerda a las imágenes de la Vía Appia, famosa calzada que partía desde el mismísimo foro de la antigua Roma. Pasado un área de juegos infantiles y un área deportiva se encuentra el dique del embalse de la Grajera, construido en 1883 sobre una laguna con el fin de acumular el agua del río Iregua y regar las huertas situadas al sur de Logroño. Hoy es un entorno recreativo envidiable donde pescar, pasear, merendar o, simplemente, descansar (Km 5,8). Tras la presa se llega en breve al aula didáctica medioambiental y se traspasan los límites del parque por una pista asfaltada que avanza entre suaves lomas pobladas de vid. Dejando a un lado el desvío al campo de golf (Km 8) iniciamos un exigente repecho que nos obsequia con unas magníficas vistas: en primer plano las vides, una masa arbórea rodeando al embalse en segundo término y al fondo Logroño. Con este placer visual alcanzamos el alto (Km 9,2) y descendemos hacia Navarrete junto a una valla metálica cosida por las cruces que van dejando los peregrinos. La silueta de un toro de Osborne también nos acompaña en la bajada y, ya en el llano, cruzamos finalmente sobre la AP-68 para llegar a las ruinas del hospital de peregrinos de San Juan de Acre, fundado hacia 1185 por Doña María Ramírez. Una recta nos separa de Navarrete, pueblo de alfareros emplazado sobre el cerro Tedeón. La calle La Cruz rodea el casco urbano y sube hasta la iglesia de la Asunción. Navarrete dispone de suficientes establecimientos donde saciar el apetito, que ya aflora tras tres horas de marcha (Km 12,7).

Junto a la iglesia reiniciamos la maquinaria por la calle Mayor Alta y la plaza del Arco para girar a mano izquierda por la calle Arrabal y proseguir de frente por la calle San Roque. Pasado el cementerio, que luce la portada y los ventanales del hospital de San Juan de Acre, tomamos un camino que se arrima a las vides, los olivares y los árboles frutales que pueblan las huertas privadas. El camino muere junto a la Cooperativa Vitivinícola de Sotés (Km 16,1), donde cruzamos la carretera que se dirige a Sotés para tomar una pista asfaltada que llega al borde de la autovía. Paralelos a la A-12 avanzamos hasta el desvío que lleva a Ventosa (Km 18,1). Aquí tenemos la posibilidad de dirigirnos hacia esta localidad- con albergue y varios bares - o continuar rectos. Escogemos la visita a Ventosa y recorremos el kilómetro y trescientos metros de pista arcillosa que nos separa de ella (Km 19,4).

Llegamos así a la LR-341 y el Camino continúa por su arcén sin acceder, paradójicamente, al casco urbano de Ventosa, sobre el que sobresale la iglesia de San Saturnino. En breve, junto a la bodega Vallformosa, un camino pedregoso nos guía hacia el alto de San Antón en corta y fácil subida (Km 21,2). Desde esta atalaya la vista se despeja y nos muestra el valle del Najerilla, terreno arcilloso cubierto, como no, de sarmientos retorcidos dispuestos en terrazas separadas de monte bajo. La panorámica también descubre Nájera, aparentemente cercana pero realmente distante. Bajamos hasta el paso que salva la N-120 y continuamos hacia un repetidor de telefonía, situado en el Poyo de Roldán, enclave donde tuvo lugar el legendario combate entre Roldán y el gigante Ferragut. También nos sale al paso un guardaviñas, construcción circular que servía de refugio a los agricultores y utilizado por los guardas de campo para custodiar las cosechas (Km 25).

Nájera sigue sin presentarse y tras una fábrica de áridos cruzamos el río Yalde por un pequeño puente de madera y hormigón (Km 26). Nos alejamos de su cauce y tras kilómetro y medio finalmente, ahora sí, cruzamos la N-120 (mucha precaución) para entrar en Nájera. Sin embargo aún nos quedan dos kilómetros de travesía urbana. Pasamos junto al polideportivo y continuamos por las avenidas de Logroño y San Fernando hasta el puente sobre elrío Najerilla. Tras cruzarlo hay que torcer a la izquierda y avanzar por el paseo paralelo al río hasta el albergue (Km 29,6).