Un buen zumo, un café y la
variada repostería de Santo Domingo de la Calzada, con sus famosos ahorcaditos,
permiten afrontar con garantías los últimos kilómetros del Camino de Santiago
en La Rioja y los primeros de Castilla y mirando atrás pienso que ya he
caminado por Cataluña, Aragón, El País Vasco, Navarra y todavía me quedan por
lo menos un par de comunidades por atravesar.
Realmente el camino, etapa a
etapa me ha ayudado a hacer la reflexión más grande de mi vida, me ayuda a
intentar ser un hombre nuevo por dentro, para intentar entender el por qué de
esta necesidad de caminar hacia un destino que poco a poco me llama. Un lugar
donde llegar con mi vida a cuestas, un lugar para entender lo más posible el
trayecto caminado en todos los años vividos, un lugar donde poder descansar
después de poner paz en mi corazón y mi mente.
Al sentarme en Burgos, al
lado del monumento al peregrino y con la catedral detrás, me asaltaron
muchísimos recuerdos permanentes y presentes, de una nueva forma de sentir
muchas cosas que antes pasaban desapercibidas para mí, de saber mirar con los
ojos del corazón. He aprendido a respetar mucho más todo lo que me rodea y
disfrutarlo con la simple sencillez grandiosa de ver nacer un nuevo día. Sentir
que cada amanecer es un regalo que debo intentar vivir.
Cuando caminas por lugares
desconocidos, sientes un placer difícil de explicar, los pies por momentos
empiezan a sentir que compartes los pasos de otros caminantes a lo largo de los
siglos. Los ojos se vuelven inquietos al descubrir todo lo nuevo, no son
capaces de fijarse en un solo punto durante mucho tiempo, sólo quieren
transmitir a la mente y a la memoria toda la información visible y posible.
Muchas veces se siente la
necesidad de continuar caminando a pesar del cansancio, porque te sientes orgulloso de ser peregrino y
no quieres que eso finalice ya que con esto consigues placeres sencillos,
placeres que siempre estuvieron ahí pero que nunca antes fui capaz de verlos y
lo más importante que estoy compartiendo que me llenaban de felicidad, llanos,
valles, ríos, pueblos y ciudades y lo más importante, que todo esto lo estoy
compartiendo con peregrinos que como yo caminan por el Camino de las
Estrellas.