martes, 13 de septiembre de 2011

Reflexiones de Lérida a Fraga (33,2 Km)


Hoy he terminado el Camí de Sant Jaume (Así se denomina al trayecto del Camino de Santiago que transcurre por Cataluña) y he entrado en Aragón.

Cada etapa finalizada, cada hora recorrida, cada momento, cada paso, cada visita en el blog de las 4.281 que llevo en este momento y cada uno de los 21 países que me han visitado:

España
Colombia
Estados Unidos
Perú
Mexico
Venezuela
Guatemala
El Salvador
Argentina
Bélgica
Brasil
Republica Dominicana
Chile
Ecuador
Bolivia
Japón
Alemania
Francia
Panamá
Honduras
Costa Rica

Y los 19 sellos que tengo en mi credencial, constituyen un importante avance en el conocimiento de mi mismo, de los demás y del mundo que me rodea.

Lo que aprendí el 13 de Septiembre 2011



Alcarràs Es el último pueblo del Camino de Santiago en Cataluña.

El itinerario señalizado bordea esta localidad por la zona sur, donde se están urbanizando muchas calles. Los servicios quedan más al norte, a la altura de la carretera nacional y de la calle Major, que atraviesa la parte antigua de la población.

La ruta continúa en dirección a Fraga, ciudad situada en el valle del Cinca.


Fraga es un municipio aragonés situado en el extremo sureste de la provincia de Huesca, en el último tramo del Valle del río Cinca
.
Es uno de los mayores términos municipales de España por su extensión. Tiene un clima mediterráneo-continental con temperaturas medias anuales de 14,7º y medias de precipitación de 384 mm, recogidos en primavera y, sobre todo, en otoño.

El término municipal viene caracterizado por el fértil valle del Cinca, de regadío y relativamente húmedo, y el alto, perteneciente a los terrenos esteparios de los Monegros. A destacar la Serreta Negra, cuya protección como área natural fracasó hace unos años.

sábado, 6 de agosto de 2011

Reflexiones de El Palau d'Anglesola a Lérida (24.5 Km)


A lo largo de los primeros siglos de la peregrinación a Santiago de Compostela, los símbolos del peregrino eran constantes. Para poder reconocerlos, los peregrinos llevaban un hábito de peregrino, que simbolizaba su viaje, que rechazaba lo material y buscaba lo espiritual. Este hábito del peregrino, que sigue igual durante muchos siglos consiste en los elementos simbólicos como: "La alforja" o saco estrecho de piel de animal (yo lo he cambiado por una mochila que además es más práctica), abierto siempre, tanto para dar como para recibir; el báculo que además de defensa, simboliza la fe en la trinidad divina (yo en este punto mantengo la tradición), y la vieira cosida sobre el vestido (yo la llevo colgada en mi mochila)...son el testimonio de que se está cumpliendo la peregrinación.


Además de estas prendas, llevan: un gran sombrero de ala ancha para protegerse del sol y la lluvia (cada día que salgo a andar pienso que debería llevar uno) ; un manteo...o abrigo pardo de lana, para defenderse del frío (yo lo he sustituido por mi polar); un calzado fuerte, si es posible botas de piel vuelto de ciervo, para caminar cientos de leguas (yo estoy feliz con mis botas de senderismo)...Lleva colgando la calabaza, llena de agua de alguna fuente, o mejor en algún mesón de vino. (Yo llevo una cantimplora ligera).

Después de leer sobre el peregrino de ayer y ver estos símbolos en el Camino de Santiago hoy en día, me parece muy bonito que encontremos estos símbolos tradicionales, que de su propia manera, hacen que la historia del Camino de Santiago siga viva. Ya sé y a su vez muchos saben aunque no sean peregrinos, que la concha es el símbolo del Camino y se usa hasta en los letreros para guiar los peregrinos a Santiago de Compostela hoy en día. No creo que vaya a poder ver una concha de esa forma jamás en mi vida sin pensar en el Camino de Santiago.


Lo que aprendí el 6 de Agosto



Bell-lloc d’Urgell. Al oeste de El Pla d’Urgell, Bell-lloc sigue desempeñando su papel histórico de puente con el entorno inmediato de la ciudad de Lleida. Ha sido un lugar de paso desde tiempo inmemorial, por donde ya pasaba la vía romana que comunicaba Ilerda con Barcino.

Hasta la construcción del canal de Urgell, la mayor parte de las tierras del municipio se dedicaban a la viña. Cuando la filoxera acabó con este cultivo, a finales del siglo XIX, las aguas del canal favorecieron el cultivo de maíz y frutales. Hoy en día Bell-lloc experimenta un nuevo proceso de transformación pues la proximidad a la ciudad de Lleida y a la autovía favorece el desarrollo de una industria que va transformando paulatinamente los campos en polígonos industriales.

 Hasta Lleida hay 15 km sin ninguna otra población intermedia.

Al pie de la carretera nacional se encuentra la iglesia de Sant Miquel Arcàngel, de estilo colonial renacentista, con tres naves y una gran cúpula. Bendecida el 18 de mayo de 1952, se construyó de ladrillo, a excepción de los tres metros inferiores, que son de hormigón y piedra. En sus tejados es fácil ver cigüeñas, una especie cada vez más habitual en estas tierras.

Junto al templo arrancan las calles más antiguas del pueblo. En la calle Major están las casas más antiguas y nobles: Cal Codina, Ca la Fam y Cal Pubill.

Aún se conserva el portal románico de la antigua iglesia de Bell-lloc, que se construyó donde antes había habido una mezquita, de la que ya se tienen noticias en el año 1168, y que fue pasto de las llamas en el verano de 1936. Después se construyó una iglesia provisional aprovechando las piedras de la iglesia primitiva hasta el primer piso. Así pues, las piedras del portal son las mismas de la que fue la puerta románica de la antigua iglesia.


Lleida: La ciudad, situada a orillas del río Segre y caracterizada por el conjunto monumental de la Seu Vella, es la “capital de la Terra Ferma”, como dijo Ramon Muntaner. Es también la ciudad más grande de toda la peregrinación desde Montserrat y la última que se cruza en Cataluña, antes del pueblo de Alcarràs.

Pese a la zona industrial que hay que atravesar, las numerosas joyas que guarda la ciudad para los turistas, y también para los peregrinos menos esquivos, facilitan la asimilación del intenso ajetreo humano y urbano de Lleida.

Todas las crónicas afirman que los ilergetas fueron los primeros pobladores que se establecieron en estas tierras del valle del Segre. Sus líderes, Indíbil y Mandoni, lucharon ferozmente contra sus enemigos, pero no pudieron evitar la conquista romana. Los romanos necesitaron casi cuatro años de combates para someter a las tribus indígenas. Romanizada y convertida en municipio por su situación estratégica como paso entre los Pirineos y la Depresión Ibérica, la posterior ciudad visigoda en la que se convierte Lleida sería ocupada por los sarracenos y pasaría a ser una plaza importante de la frontera norte de al-Andalus. Fue reconquistada en el año 1149 y experimentó un gran crecimiento urbano hasta el siglo XV. Sin embargo, a partir de ese momento y hasta el siglo XIX, Lleida sufrió un retroceso demográfico casi continuo a causa de epidemias, guerras y la emigración hacia Barcelona. A partir del siglo XX Lleida empezó a crecer de nuevo, hasta convertirse en la espléndida ciudad que es hoy en día.

El Segre separa y une a la vez la ciudad de Lleida.

La Seu Vella. Situada en la colina que domina la ciudad, es la joya arquitectónica de El Segrià y se ha convertido en símbolo indiscutible de la ciudad de Lleida.

Su construcción se inició en el año 1203 en el lugar antes ocupado por una primitiva catedral paleocristiana y visigótica y, posteriormente, por la catedral de Santa Maria l’Antiga, la primera construida después de la conquista cristiana del año 1149. Las obras duraron 75 años. Se considera obra de transición del románico al gótico y probablemente constituye la pieza final de la rica tradición románica de Cataluña. Es un templo de planta basilical de cruz latina, con tres naves y, en su origen, cinco ábsides de estilo románico.

El exterior presenta numerosas puertas, entre las que destacan la de Sant Berenguer, del siglo XIII; la de los Apóstoles, del siglo XIV, entrada principal al claustro catedralicio; la de la nunciata, de principios del siglo XIII, conocida como la “puerta de las novias”, y la puerta dels Fillols (ahijados), de exuberante decoración escultórica, conocida así porque servía de acceso a los niños que iban a ser bautizados. Tres grandes rosetones hacen que el interior del edificio sea especialmente luminoso, a diferencia de la mayoría de los edificios románicos.

El claustro ocupa la cara principal del templo y fue concebido como un gran mirador sobre las tierras de Lleida. Todas las arcadas son diferentes y su excepcional trabajo es una inmejorable muestra de la belleza de la tracería gótica. Sin duda es lo que más sorprende al visitante que se acerca por primera vez a este monumento. En uno de los ángulos del claustro se alza el campanario, de 70 m de altura. Es el único campanario gótico octogonal terminado que se conserva en el antiguo territorio de la Corona de Aragón, además de ser el más alto de Cataluña. De las 16 campanas que llegó a tener, sobreviven dos: Mónica y Silvestre. Si se tienen fuerzas para subir los casi 250 escalones que conducen a lo más alto del campanario, se podrá disfrutar de una inolvidable vista del llano de Lleida.

En el interior de la Seu Vella se puede admirar un singular conjunto de capiteles que coronan las columnas del absidiolo septentrional adyacente al presbiterio con escenas de Cristo y del apóstol Santiago. Las escenas representan el martirio del santo, el traslado de su cuerpo y su sepultura.




sábado, 2 de julio de 2011

Reflexiones de Anglesola a El Palau d'Anglesola (20,3 Km)


Tengo que reconocer que mis etapas en el Camino de Santiago, es una sucesión de paisajes increíbles como el de esta etapa al caminar por la laguna de Ivars, es como un cuento en el que cada día descubres algo más hermoso todavía. Lo bonito de esta ruta hacia Santiago es que tal vez debido a su dureza, o que la gente quiere hacer como mucho 600 Km., lo realizo en soledad, una soledad que acaba llenándote todos los poros de la piel, por lo que para mi esto es una gran suerte.

Cada día que me pongo a andar, me doy cuenta de que todo el camino de Sant Jaume transcurre por las más bellas sendas y por los mejores parajes de toda Cataluña. Tan solo por esta razón, animo a que la gente empiece en el Cami de Sant Jaume y ya tendrán oportunidad de llegar al Camino Francés y seguir por él.

La parte negativa del Cami de Sant Jaume, es que en algunas etapas, la señalización es muy mala y esto te confunde y te lleva a hacer más kilómetros de los necesarios.

Ya para finalizar esta reflexión, quiero decir  que El Camino me va enseñando cosas, por lo tanto es un pozo de sabiduría, donde a cada paso que doy, descubro y aprendo cosas nuevas.

Lo que aprendí el 1 de Julio


Barbens: Esta antigua población, ya documentada desde finales del siglo XI, posee un bonito e interesante núcleo urbano. Por el término transcurre la cuenca baja del río Ondara, habitualmente seco debido a la dura climatología y a la aridez del terreno. El pueblo es totalmente plano, por lo que por las calles hay tantos peatones como ciclistas, pues en Barbens la afición a la bicicleta es algo proverbial.

El pueblo comparte algunas calles y habitantes con Seana, que pertenece a Bellpuig y que queda al sur de Barbens.

El núcleo primitivo de Barbens se puede situar en la plaza Major, con la iglesia, el castillo y las casas circundantes. En este sector cabe mencionar la existencia de edificaciones que conservan elementos de los siglos XVII y XVIII. El crecimiento demográfico motivó la construcción de nuevos edificios, sobre todo al sur y al oeste del núcleo primitivo.

La iglesia parroquial, dedicada a la Asunción de la Virgen, es de estilo románico, del siglo XIII. Muy cerca se encuentra el Ayuntamiento, con sede en el antiguo castillo de los templarios, con aspecto de casal residencial fortificado.

Ivars: Nada más acceder al pueblo, una señal indica la dirección hacia la ermita de la Mare de Déu de l’Horta. Queda a mano izquierda, al lado de un pequeño parque. La puerta suele estar ajustada, pero abierta, y se puede entrar sin restricciones. El edificio se erigió en el siglo XVIII, después de que, según la leyenda, un pastor encontrase una imagen a los pies de un olmo. El hombre tenía la intención de llevarla a otro pueblo, pero milagrosamente la Virgen siempre regresaba al lugar donde, más tarde, se construiría la ermita.

En el llano de Urgell se invoca a la Virgen de la Huerta (Mare de Déu de l’Horta) para pedir lluvia. Encontramos un ejemplo de su eficacia el año 1600, cuando la procesión que venía de Tàrrega se vio sorprendida por un chaparrón que obligó a sus integrantes a quedarse en Ivars.


El núcleo antiguo de Ivars se caracteriza por sus espacios amplios, plazas cerradas y calles pobladas de casas históricas. En contraposición, la parte moderna del pueblo es un caos urbanístico. Además, el ajetreo humano y automovilístico es casi constante, por lo que el núcleo antiguo resulta un reducto de tranquilidad.



Laguna de Ivars y Vila-sana. La aproximación a la laguna desde Ivars es cómoda porque la ruta señalizada baja suavemente para situarse a su nivel. Enseguida se pueden ver las aguas


que se extienden por una superficie que, de este a oeste, es bastante más larga que ancha. Hacia el lado oriental llama la atención el cañizal que actúa de filtro natural donde mana el agua que alimenta la laguna.

La formación de esta laguna se remonta miles de años atrás y se debe a las condiciones geológicas de la zona: el relieve suave y llano de la comarca combinado con un terreno impermeable provoca que el agua se estanque en muchas áreas cerradas, por lo que antiguamente había muchas lagunas como la de Ivars y Vila-sana.

Por lo general, estas lagunas tenían poca profundidad y extensión, de modo que en verano se secaban por completo y se formaban depósitos de sal que se explotaron comercialmente desde la época medieval.


importante aumento de la superficie y el volumen de agua. Así llegó a convertirse en la laguna de agua dulce más grande de Cataluña, una transformación que conllevó la aparición de la flora y la fauna habitual de esos ambientes. Además, el espacio se convirtió en un centro de la vida social y económica de los pueblos cercanos: era un lugar idóneo para celebraciones, para pasear, para la caza de aves y para la pesca.
Esta situación cambió de forma drástica con la llegada de las aguas del canal de Urgell en el año 1862 y la consiguiente aportación de agua del Segre al llano de Urgell. La laguna era el receptor de los desagües de los riegos de los cultivos de esta zona y las circundantes, lo cual provocó un 

En el año 1914 hubo un primer intento de desecación, pero no salió adelante por la oposición de los regantes de la zona. Sin embargo, en el año 1951 sí que se desecó, nuevamente en contra de la voluntad popular,con la intención de utilizar los terrenos que ocupaba para cultivos.

Durante el primer semestre del año 2005 se acabaron las obras de acondicionamiento de la zona y empezó a llenarse de nuevo. Actualmente las aguas están a solo 30 cm de alcanzar su nivel máximo, y tanto la f ora como la fauna de la laguna y sus alrededores han aumentado notablemente.

La ruta señalizada para los peregrinos la bordea por el sur. A lo largo del itinerario encontramos diferentes miradores desde donde podemos disfrutar de este singular paisaje. También encontramos pasarelas sobre el agua, paneles informativos y observatorios de aves construidos con tierra y grava, utilizando el sistema tradicional de este territorio, conocido como “tapia”. En silencio, desde estos observatorios, es posible contemplar las aves sin molestarlas. Con un poco de paciencia se pueden observar hasta 150 especies, en pleno vuelo o descansando en las diversas islas.

Los orígenes de Vila-sana se remontan tan solo al 17 de julio de 1933, después de que el antiguo término de Utxafava, las masías de La Novella Alta y La Novella Baixa y parte de Els Oberts lograsen separarse de la vecina población de Castellnou de Seana y establecerse como municipio independiente.

El nombre de Utxafava aparece en diferentes documentos desde el siglo XI. Entre el siglo XIII y principios del XV existió la baronía de Utxafava, que luego pasó a pertenecer a la de Bellpuig.

Parece ser que en el siglo XIV, a causa de las epidemias, el término quedó despoblado y no volvió a estar habitado hasta el año 1695, cuando se construyó la Casa Vella. Poco a poco surgieron otras casas solariegas, como la Casa del Dalt y la del Benefici, entre otras, pero hasta finales del siglo XIX no se puede decir que Utxafava tuviese núcleo urbano. Por ello, el pueblo no tiene un núcleo antiguo de época medieval.

El Palau d’Anglesola debe su nombre a un antiguo palacio propiedad de la Orden del Temple y, tras su disolución, de la Orden de San Juan de Jerusalén.

En la plaza Major destaca la iglesia de Sant Joan Baptista, edificio de una sola nave erigido a principios del siglo XVIII en estilo neoclásico. Su imponente fachada preside la pequeña plaza Major, lugar especialmente concurrido los fines de semana. 

sábado, 28 de mayo de 2011

Reflexiones de Cervera a Anglesola (16,8 Km)



Hoy más que reflejar mis reflexiones entre Cervera y Anglesola, quiero comentar que hoy además de “pisar” el Camino de Santiago he “pisado” una de las rutas emblemáticas de Cataluña como es la ruta del Cister.

La contribución de las órdenes religiosas a la vida y la sociedad de la Europa medieval fue decisiva, no sólo en el mundo religioso sino también en los campos de la cultura, el arte, la ciencia y la economía. Cataluña no fue en modo alguna una excepción a esa premisa. Desde el siglo IX el condado de Barcelona obtuvo la supremacía sobre los condados vecinos y el matrimonio del conde Ramón Berenguer IV con Petronila de Aragón (1150) representó la unión dinástica de Cataluña y Aragón.

En una primera etapa de repoblación, que afecta a la llamada «Catalunya Vella» (‘Cataluña Vieja’), que se extiende por encima de la línea que une a Barcelona con el interior de las tierras peninsulares, las fundaciones monásticas predominantes fueron las de la orden de los benedictinos, que dieron centros de la importancia de Sant Pere de Rodes, Ripoll, Montserrat, Sant Cugat del Vallès y un largo etcétera, algunos de estos monasterios he tenido la suerte de conocerlos en etapas anteriores.

A partir del siglo XII se produce una segunda etapa, en la llamada «Catalunya Nova» (‘Cataluña Nueva’), en el sector meridional, resultado de la repoblación de las tierras de la antigua diócesis de Tarragona y la conquista a los árabes de las importantes taifas de Tortosa (1148) y Lérida (1149). Ese momento coincide con el esplendor de la orden monástica de los cistercienses, rama de la anterior formada en el monasterio borgoñón de Cîteaux (Cister en latín), que se extendió por toda Europa a partir de la figura decisiva de San Bernardo de Claraval. Los soberanos catalano-aragoneses confiaron a esos monjes la fundación de grandes centros dotados de abundantes terrenos agrícolas que dieron vida a la economía y demografía de los nuevos territorios.

La vitalidad y la importancia patrimonial de los monasterios cistercienses se reflejan en los conjuntos monumentales que son el objeto de la lllamada «Ruta del Cister». Ruta formada por los Monasterios de Santes Creus, Poblet y Vallbona de les Monges, situados en tres comarcas vecinas del interior catalán —Alt Camp, Conca de Barberà y Urgell—, al límite de las tierras de Tarragona y de Lleida.

Hoy las iglesias que he visitado, me ha sorprendido, la  arquitectura,  como reflejo del espíritu de los monjes. Las dependencias monacales se organizan en unas disposiciones arquitectónicas que reflejan perfectamente el espíritu de las comunidades que las habitaron y las reglas estrictas que las presidían. El gran claustro es el centro de la vida monástica y el núcleo de las restantes construcciones. A su alrededor se levantan la iglesia, la sala capitular —lugar de reunión de la comunidad—, la biblioteca, el refectorio o comedor, la cocina, el calefactorio y el locutorio. El dormitorio acostumbraba a estar situado en el primer piso.

Otras dependencias, como la bodega, la sacristía, la sala de novicios, entre otras, se distribuían de manera menos fija. Era frecuente la presencia de una enfermería, habitaciones destinadas a la presencia de la familia real, zonas para los novicios, etc., a menudo alrededor de un claustro secundario situado en la parte posterior del monasterio. También era habitual la presencia de grandes murallas defensivas.
Rodeando ese núcleo central donde se concentraba la vida estrictamente monástica, de clausura, se levantaron nuevos recintos donde se situaban locales de tipo administrativo y también palacios abaciales, hospitales, capillas para nobles o servidores del monasterio, casas para los artesanos y personas que dependían de la comunidad. Las explotaciones agrícolas y ganaderas se encontraban a menudo a cierta distancia, en las llamadas «granjas», algunas de las cuales han perdurado hasta nuestros días aunque no en su finalidad primitiva.

La pervivencia de esos monasterios al largo del tiempo y los avatares de su historia explican que el visitante pueda contemplar ejemplos de arte de estilos muy diversos. Pero predomina de manera indiscutible, como corresponde a la época en que se inició su construcción, el estilo de transición del románico al gótico, que en la historia del arte también se conoce por estilo cisterciense, caracterizado por una cierta austeridad, propia de los principios que marcaron la aparición de la orden.

Realmente el Camino de Santiago, es una autentica enciclopedia para quien desee sumergirse en ella.




Lo que aprendí el 28 de Mayo


El Talladell. A solo 2 km de Tàrrega, este pueblo se encuentra a orillas del río Ondara. El actual núcleo, de calles estrechas y empinadas, se fue formando al pie de un antiguo castillo. La calle Major está rodeada de casas de piedra,  en su mayoría bien conservadas o restauradas con bastante acierto.  

El edificio de la iglesia parroquial de Sant Pere, documentada ya en el siglo XI, combina elementos barrocos y neoclásicos.

El edificio de la iglesia parroquial de Sant Pere, documentada ya en el siglo XI, combina elementos barrocos y neoclásicos.



A la salida del pueblo se encuentra la ermita del Pedregal. Este edificio es lo poco que queda de lo que fue una notoria abadía cisterciense. Durante el siglo XII estuvo habitada por una comunidad de trece monjas procedentes del monasterio de Vallbona de les Monges. La abadía adquirió renombre enseguida y las monjas se permitieron la construcción de un albergue para acoger a los romeros que acudían.



Sin embargo, en el siglo XVI inició una decadencia de la que nunca se recuperaría. El monasterio empezó a deteriorarse y sufrió las consecuencias de un expolio continuo.

El actual edificio se construyó a finales del siglo XIX, reutilizando algunos elementos arquitectónicos del antiguo monasterio, y se restauró en 1991. En el interior se venera la imagen románica de la Virgen de la
Leche (Mare de Déu de la Llet), pieza gótica del siglo XIV.



Tarrega, es la capital de la comarca de L’Urgell , por su situación geográfica, un importante núcleo comercial y de comunicaciones entre las comarcas más occidentales de Cataluña y Barcelona.



Surgida en el valle del Ondara, parece ser que sus orígenes son romanos. Posteriormente estuvo ocupada por los árabes, que desplegaron en la zona toda su sabiduría agrícola y erigieron allí una fortificación. Una vez reconquistada, la comunidad judía tuvo gran peso. Los repobladores cristianos convivieron en paz con una numerosa comunidad hebrea hasta la destrucción de la judería local en el año 1350.

Vilagrassa. Este lugar, de probable origen romano, aparece mencionado en diferentes documentos desde el año 1059 como pequeño núcleo rural situado junto al camino real de Barcelona a Lleida.

A la entrada del pueblo, un cartel del Consell Comarcal de l’Urgell indica que la población forma parte de la Ruta del Císter. No se trata de un itinerario como el Camino de Santiago, pues solo algunos de los pueblos que la forman están enlazados por la parte de la ruta que se puede recorrer a pie. Los demás municipios que integran la Ruta del Císter poseen monumentos dignos de interés pero sin ruta que los una.

La construcción más importante de Vilagrassa es, sin duda, la iglesia. Destaca una brillante portada románica encajada en un edificio de construcción posterior. La portada se trasladó a la fachada norte desde su emplazamiento original, probablemente en el muro oeste. Se trata de una puerta con una bellísima decoración escultórica poblada de motivos vegetales, geométricos y figurativos. Esta interesante portada, como las de Agramunt y Verdú, se integra en el conjunto de obras de la conocida como Escuela de Lleida y su datación puede situarse en la segunda mitad del siglo XIII.
 Anglesola. Esta localidad agrícola posee un singular núcleo antiguo que bien merece un paseo tranquilo.

La iglesia parroquial de Sant Pau de Narbona, que se erigió en el siglo XVI aprovechando elementos de un templo anterior, es un edificio gótico con elementos renacentistas. La fachada muestra dos imágenes
del siglo XII de los apóstoles san Pedro y san Pablo.

Una imagen de piedra policromada de san Pablo de Narbona, del siglo XIV, preside el altar mayor. En la capilla de la Santa Creu se guarda el relicario de la Santa Cruz o de las Virtudes, con fragmentos del Lignum Crucis, supuestamente traídos de Tierra Santa por un misterioso peregrino.
La población de Anglesola, rinde homenaje al pasado a través de la fi esta de los Tres Tombs, una de las más importantes de Cataluña. La Societat de Sant Antoni Abat ha hecho de Anglesola una de las localidades más conocidas de Cataluña por la tradición de las caballerías y la fiesta de los Tres Tombs.

sábado, 14 de mayo de 2011

Reflexiones de Igualada a Cervera (37,7 Km)



Después de unos cuantos días caminando, ya empiezo a saber qué es necesario y qué no, que es simplemente peso extra y no me refiero al peso de mi mochila, sino a lo que llevo en mi mente, y qué debe venirse con él a lo largo del Camino. Y empiezo a aprender cómo caminar, como viajar lo suficientemente ligero y lo suficientemente bien. Esto tiene un claro eco en otros aspectos de mi, como mi mente y mi alma.

Es sorprendente cómo hasta la arquitectura a lo largo de lo que llevo de peregrinación coincide con mi forma de pensar, por lo tanto no es de extrañar, que encuentre en mi camino tantas similitudes con la vida misma, ya que voy, paso a paso, caminando, coincidiendo con gente que entra en mi camino, gente que sale, gente que deja recuerdos, vivencias de todo tipo. Aparecen dificultades para andar, así como la lucha por seguir en algunas etapas más aburridas, pero aun así deseas permanecer en el camino. Y la alegría y gratitud de seguir en él, hace que siempre haya algo que va tirando de ti, y que hace que se siga adelante, caminando hacia el final de la etapa. Igual en la vida misma.

Hoy he hecho una de las etapas más largas, pero de las más entrañables, he recorrido 37,7 Km y he tardado 8 horas y 46 minutos.

Lo que aprendí el 14 de Mayo



Jorba es un pequeño pueblo situado a los pies del Puig de la Guàrdia, colina coronada por los restos del histórico castillo de Jorba, documentado desde el siglo XI, del que solo quedan ruinas.

Al cruzar el pueblo por la calle Major, tenemos la oportunidad de conocer buena parte de su patrimonio, que se concentra, medio escondido, en esta calle de cierto regusto rural. Por ahí pasaba el antiguo camino real, convertido después en carretera nacional y, actualmente, en autovía.

En esta estrecha calle flanqueada por casas antiguas,cabe destacar, en primer lugar, el imponente crucero de 1609 que preside elacceso al núcleo antiguo y nos da una religiosa bienvenida al pueblo. Presenta el Cristo crucificado, por un lado, y la Virgen, por el otro. Más adelante hay un tramo de calle cubierto y, a continuación, el lavadero municipal.

La iglesia parroquial de Sant Pere, visible desde casi cualquier punto del pueblo, es un edificio gótico del siglo XVI. Dos gárgolas y un pequeño rosetón decoran la fachada. Un guardapolvo confeccionado con un arco flamígero corona la puerta de esta construcción, donde la piedra es la absoluta protagonista.

Santa María del Cami. Esta pequeña agrupación de casas con dos iglesias pertenece al municipio de Veciana. Se atraviesa rápidamente por una única calleja, paralela a la N-II. Los metros finales de la calleja están cubiertos por una bóveda.

Las dos iglesias se encuentran a pie de carretera. La más interesante es, sin duda, la románica. Fue una capilla asistencial en el camino real de Barcelona a Zaragoza. Durante la primera mitad del siglo XIII se convirtió en priorato y pasó a depender del monasterio de Santa Cecília de Montserrat, que envió a algunos monjes.

En el siglo XIX se convirtió en el centro de una parroquia, hasta el año 1919, cuando dejó de tener culto en favor de la otra iglesia. El elemento decorativo más singular es la ventana, de estructura circular, que se conserva en el centro del ábside, confeccionada con dovelas radiales.

Especialmente significativo es el escudo heráldico de Montserrat que puede verse en la dovela central de la puerta de acceso, recuerdo de sus orígenes vinculados a Santa Cecília.


 Porquerisses. En este pequeño núcleo carente de servicios encontramos dos atractivos. El primero son los restos de un antiguo pozo, construido con grandes sillares, en el cruce con el camino de Albarells. En la parte posterior, una bóveda pétrea cubre la mina bajo la cual pasaban las aguas.

El otro elemento interesante del pueblo es la iglesia de Sant Genís, a cuyo alrededor se sitúan las pocas casas de Porquerisses.

En Porquerisses apenas hay movimiento y los habitantes solo salen a la calle o se asoman a la ventana si oyen algún ruido extraño, lo que explica que el paso de cualquier peregrino suela atraer las miradas de los vecinos.

El núcleo de La Panadella se encuentra en un collado de 710 m de altitud, casi equidistante de Barcelona y de Lleida. Aparte de la zona de servicios, quedan vestigios de un antiguo barrio establecido junto al camino real.

Las pocas casas que perduran se encuentran detrás de una de las gasolineras.


 El relativo aislamiento del pueblo de Pallerols, a unos kilómetros de la N-II, basta para dotarlo de una quietud singular.

Hito casi mítico del Camino de Santiago en Cataluña, Pallerols es la imagen casi perfecta de lo que todos quisiéramos que fuese el Camino en Cataluña, pues allí podemos visitar la iglesia, sellar la Credencial, seguir las indicaciones en forma de vieiras y almorzar bajo la protección de Santiago.

Es una lástima que la falta de servicios y de acogida conviertan al peregrino en poco más que un transeúnte que no puede permanecer demasiado tiempo en el pueblo.

La iglesia de Sant Jaume de Pallerols es una obra románica que data del siglo XI. La estructura original de este edificio, de nave única con ábside, se reformó durante los siglos XIV y XV; la puerta de entrada se modificó y se construyó otra nave adosada al lado sur. Al acceder a su interior sorprende esta singular estructura de dos naves casi iguales.

En el ábside destacan dos ventanas de doble derrame superpuestas. Otra ventana se abre en el muro occidental, coronado por una bonita espadaña de cuatro ojos.


En el exterior podemos ver una imagen de Santiago, con todos los atributos de peregrino. 

Sant Antolí i Vilanova. El origen de lo que hoy se conoce como Sant Antolí i Vilanova fue una plaza que se construyó durante la segunda mitad del siglo XVI en un intento de convertir en pueblo de Sant Antolí en ciudad.

Esa plaza, que debía de ser porticada, se situó a orillas del río Ondara, algo lejos del núcleo antiguo del pueblo, y recibió el nombre de Vilanova. Hoy ese lugar se conoce como plaza de la Constitució, a la que se accede por un puente que cruza el río.

He visitado la moderna iglesia parroquial de Santa Maria, construida por los habitantes del pueblo en el año 1950 al pie del Camino.


 Hostalets, formado por una calle única, guarda en esa estrecha arteria urbana el recuerdo de
un pequeño núcleo de hostales construidos al pie del antiguo camino real. El peregrino boloñés más famoso, Domenico Laffi , que se dirigió en varias ocasiones a Santiago, recoge en su libro Viaggio in ponente a San Giacomo di Galitia e Finisterrae el paso por este lugar, al que da el nombre de Mesoncillos.

La parte más antigua del pueblo se concentra junto a la iglesia de Sant Jordi, edificio del siglo XVI.

 En la fachada de poniente de la iglesia hay una hornacina con una pequeña imagen del santo y, justo debajo, una fuente, una bandera catalana pintada en la pared, un banco y un canal de riego de aguas nerviosas.

Sant Pere dels Arquells es uno de los pueblos más bonitos de la ruta, un pueblo de casas rústicas, en su mayoría restauradas con gran acierto.

La iglesia, documentada desde mediados del siglo XI, es el edificio más emblemático. En el siglo XIV se derribó la primitiva iglesia románica para construir en el mismo lugar la actual, que se reconstruiría en el año 1867. Es una obra de estilo gótico de una sola nave con un ábside poligonal de cinco caras. Sobre la puerta de entrada de este edificio, declarado Bien Cultural de Interés Nacional, pueden verse las llaves de san Pedro.

Los primeros dueños del templo lo cedieron en el año 1100 al monasterio de Santa Maria de l’Estany, que fundó allí un priorato agustino, lo cual propició el nacimiento del núcleo urbano que rodea la iglesia. Desde el siglo XII hasta 1835 fue un priorato; a partir de la desamortización pasó a ser una iglesia parroquial.

Del urbanismo más primigenio, que surgió con la llegada de los monjes, queda un grupo de casas alrededor de una plazoleta interior a la que se accede por una calle cubierta.

Los orígenes de la ciudad de Cervera se remontan al tiempo de los íberos. Durante la dominación árabe fue plaza fronteriza dotada de castillo. Reconquistada en el año 1035 por Guillermo de Cervera, la ciudad pasó a ser propiedad de la Corona de Aragón.

En el siglo XIII, la calle Major ya se había configurado como el centro de la ciudad y existían dos parroquias, la de Santa Maria y la de Sant Ramon. Las casas se alineaban a lo largo de la calle Major, abiertas únicamente hacia el interior, de forma que ellas mismas formaban su propia defensa, una vez cerrados ambos extremos de la calle.



De la iglesia de Santa Maria destaca el rotundo campanario octogonal. El edificio religioso más importante de Cervera y notable ejemplar del gótico catalán.

La torre, que se alza en un extremo de la iglesia, despunta de forma  inconfundible sobre el perfil de la ciudad. En cada una de sus ocho caras se abre un amplio ventanal gótico ornamentado.

De la antigua construcción románica del edificio solo queda una interesante
puerta esculpida, protegida por un pórtico de estilo gótico que recibe el nombre de puerta de Sant Martí por la temática del tímpano.

La iglesia está formada por una gran nave central y dos naves laterales de dimensiones más reducidas. En el altar mayor se venera la imagen de la patrona de la población, la Mare de Déu del Coll de Les Savines, talla en madera románica del siglo XIII. Por detrás del altar discurre el deambulatorio, zona de paso para los peregrinos que se acercan a venerar a la patrona de Cervera.

Junto a la iglesia se encuentra la plaza del Fossar, antiguo cementerio que ofrece unas vistas excepcionales del paisaje ondulado y sereno de La Segarra.