sábado, 14 de mayo de 2011

Reflexiones de Igualada a Cervera (37,7 Km)



Después de unos cuantos días caminando, ya empiezo a saber qué es necesario y qué no, que es simplemente peso extra y no me refiero al peso de mi mochila, sino a lo que llevo en mi mente, y qué debe venirse con él a lo largo del Camino. Y empiezo a aprender cómo caminar, como viajar lo suficientemente ligero y lo suficientemente bien. Esto tiene un claro eco en otros aspectos de mi, como mi mente y mi alma.

Es sorprendente cómo hasta la arquitectura a lo largo de lo que llevo de peregrinación coincide con mi forma de pensar, por lo tanto no es de extrañar, que encuentre en mi camino tantas similitudes con la vida misma, ya que voy, paso a paso, caminando, coincidiendo con gente que entra en mi camino, gente que sale, gente que deja recuerdos, vivencias de todo tipo. Aparecen dificultades para andar, así como la lucha por seguir en algunas etapas más aburridas, pero aun así deseas permanecer en el camino. Y la alegría y gratitud de seguir en él, hace que siempre haya algo que va tirando de ti, y que hace que se siga adelante, caminando hacia el final de la etapa. Igual en la vida misma.

Hoy he hecho una de las etapas más largas, pero de las más entrañables, he recorrido 37,7 Km y he tardado 8 horas y 46 minutos.