sábado, 16 de abril de 2011

Reflexiones de L'Estany a Artés (23,3 Km)




Hoy no he pasado por ningún pueblo y para ver Santa María d’Olo me he tenido que desviar. Ha sido un tramo largo y solitario, pero precioso. El itinerario, casi siempre de bajada, cruzaba grandes robledos y encinares y he cruzado gran parte del Moianès, comarca natural bien definida, pese a no estar reconocida a efectos administrativos.

Nada más ponerme hoy a andar el paisaje me hace olvidar la sobredosis de asfalto y me lleva a la conclusión de que en la medida que tenemos todo, hoy, somos al parecer más menesterosos. Estamos en huída permanente y esto no atañe sólo a los "pesimistas", sino que es más bien, un fenómeno global. 

El actual momento por el que estoy pasando mientras hago el Camino de Santiago, es posible, que tenga que ver con esa búsqueda de algo que necesito, que me falta y que me es imprescindible. 

Ya con mas de 210 km andados, para mi el Camino es una "aventura de liberación y de encuentro". Es una forma distinta y sublime de turismo. El turismo siempre es búsqueda, y es gozo, incluso con las incomodidades que siempre conlleva cualquier viaje. 

Creo ser una persona equilibrada y que pisa con los pies en el suelo y aun así, siento que el Camino ya me "ha atrapado" con su estética, con sus silencios, con sus encuentros, con sus fatigas, con sus novedades; sobre todo con esa sensación de vivir un ámbito diferente a lo cotidiano, lejos de los cálculos que nos impone la vida de cada día; lejos de los hábitos, de las obligaciones, de las responsabilidades, de las estéticas monótonas de nuestros días repetidos sin relieve alguno.  Esto es para mí, el aire fresco de una dimensión liberadora. 

La etimología de la palabra "sagrado" hace referencia a lo que está apartado, "más allá de la linde", "más allá del muro"; territorio aparte donde florece la LIBERTAD y yo en cada uno de los 23,3 kilómetros que hoy he andado durante 5 horas y 11 minutos en este camino sagrado entre LÉstany y Artés me he sentido libre.