domingo, 27 de marzo de 2011

Reflexiones de Sant Feliu de Pallerols a Cantonigros (25,3 Km,)



La enfermedad del ergotismo, también conocido como Fuego de San Antón o del Inferno, ahora se conoce muy bien, pero en la Edad Media su contagio se asociaba  nada menos que a causas diabólicas y satánicas. El ergotismo es una enfermedad causada por la ingesta de alimentos contaminados por micotoxinas (toxinas producidas por hongos parásitos), o por abuso de medicamentos que contengan esta misma sustancia. Está causado fundamentalmente por el ergot o cornezuelo  que contamina el centeno. 

Las sustancias activas en las micotoxinas son todas polipéptidos derivados del ácido lisérgico. Los efectos del envenenamiento pueden traducirse en alucinaciones, convulsiones y contracción arterial, que puede conducir a la necrosis de los tejidos y la aparición de gangrena en las extremidades principalmente. La enfermedad empezaba con un frío intenso y repentino en todas las extremidades para convertirse en una quemazón aguda. Muchas víctimas lograban sobrevivir pero quedaban mutiladas: podían llegar a perder todas sus extremidades. Existía otra variante de esta intoxicación en la que el paciente sufría intensos dolores abdominales que finalizaban en una muerte súbita. En las mujeres embarazadas producía invariablemente abortos. 

Os preguntareis que qué tiene que ver el ergotismo con el Camino de Santiago. Os lo explico, después de hablar con un médico al que le comenté que estaba haciendo este viaje me explicó que la razón científica del contagio es la contaminación de un parásito en los alimentos, más concretamente del centeno, y por tanto la ingesta de pan de esta especie provocaba esta enfermedad. Las manifestaciones físicas se unían a las convulsiones, alucinaciones o fiebres y esto hacía pensar que se trataba de posesiones satánicas. Por tanto, la “solución” en aquellos tiempos era nada más y nada menos que hacer el Camino de Santiago, como forma de salvación o perdón divino, y se creía así porque realmente quien peregrinaba volvía curado.  

Pero la verdadera razón no es para nada divina, sino que al llegar a los hospitales de San Antón o Antoniano situados a lo largo de su recorrido, los enfermos recibían para comer pan de trigo, por lo que el cambio de dieta unido al ejercicio desembocaba en la correspondiente curación. Estos hospitales estaban dirigidos por frailes que llevaban hábito oscuro con una gran T azul en el pecho. 

Hoy mientras andaba de Sant Feliu de Pallerols a Cantonigros y sumaba 25,3 Km, pensaba en la cantidad de cosas que voy a aprender gracias al Camino de Santiago y esta que hoy relato es una buena prueba de ello.