domingo, 20 de febrero de 2011

Lo que aprendí el 19 de Febrero



Santa Llogaia d’Alguema: El pueblo forma un núcleo urbano compacto, alrededor de la iglesia parroquial, un gran edificio del s. xviii que sobresale por encima de todos los tejados del pueblo. Presenta una sola nave con cabecera escuadrada, con algunos vestigios del primitivo templo románico de los s. xi-xi




Pontós: Es un pueblo tranquilo de aire rural situado entre el curso del río Fluvià y el torrente de Àlguema. Parece ser que el nombre del pueblo procede de los puentes que cruzarían estos cursos fluviales. Cerca del Mas Castellar hay vestigios de una presa de época romana. Sobre una colina próxima se hallan los restos del castillo de Pontós, rodeados de varias masías.


La iglesia de Sant Martí de Pontós es un edificio del s. xviii que conserva algunos elementos de un templo románico anterior (s. xi-xii). La fachada principal es imponente. Sobre el dintel se halla una hornacina en forma de concha en cuyo interior se colocó una imagen de san Martín. El campanario es de planta cuadrada, con una arcada de medio punto en cada muro.






Bàscara: La Bàscara antigua empieza después de cruzar el portal que conduce a la plaza Major, noble y bien arreglada, con casas señoriales antiguas a su alrededor, como Cal Ferrer o Casa Notari (actual Casa de la Vila). Aquí apenas se oye ya el ruido de los coches y camiones, lo cual se agradece y ayuda a admirar la antigüedad de las casas, con portales adovelados y cantos extraídos del río Fluvià.




Orriols: El pueblo se halla en un cerro al oeste de la llanura del Alt Empordà. En el 1066 ya existía la iglesia de Sant Genís d’Orriols.




Viladasens: Este pequeño núcleo lleno de encanto antiguamente formaba parte de las
posesiones del monasterio de Sant Pere de Rodes. La zona más antigua del pueblo la constituyen unas pocas calles alrededor de la carretera.


En el centro del pueblo se encuentra la iglesia de Sant Vicenç de Viladasens, antigua iglesia parroquial documentada desde el año 1046, aunque la obra actual es de época barroca (s. xviii), pero con vestigios románicos, especialmente visibles en el ábside y en la fachada occidental, donde destacan un ojo de buey y una ventana decorada. En su interior podemos observar algunos elementos esculpidos que han sido fechados en el s. xii: encima de un pilar situado a la derecha del presbiterio hay una imposta con un león devorando a un hombre, y a la izquierda del presbiterio, en uno de los muros laterales, se representa el pecado
original.




Cervià de Ter: Cervià de Ter tiene su origen en un antiguo castillo, documentado desde
el 922, propiedad de los condes de Girona. De aquella fortaleza no quedan prácticamente vestigios, solo varios fragmentos de las murallas, situados en la cumbre de una colina.


El centro histórico conserva vestigios de la Edad Media. Cabe destacar la muralla que rodeaba el pueblo, de la que podemos observar algunos vestigios en las calles de Girona, de la Muralla y del Torrent Anglí. Los elementos más destacados de la muralla son la Torre de les Hores (cilíndrica, de 10 m de altura, coronada por un reloj) y el Arc del Portal (el portal oriental de la población, muy bien conservado). En el Arc del Portal empieza la calle del Hospital, una de las principales del núcleo histórico, donde hay varias casas con portadas y ventanas de antigüedad notable, así como los restos del antiguo hospital de la población, que podremos reconocer por el espectacular dintel de la puerta principal, decorado con tres figuras humanas en relieve.


El edificio más emblemático de la villa es el priorato de Santa Maria de Cervià. Fundado en el 1053, desde mediados del s. xi hasta el xvi dependió del monasterio italiano de San Michele della Chiusa.