domingo, 9 de enero de 2011

Lo que aprendí el 9 de Enero


El monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes, fue construido en la falda de la montaña de Verdera por debajo de las ruinas del castillo de Sant Salvador de Verdera que le había dado protección, con una vista excepcional sobre la bahía de Llança y del Port de la Selva.

Historia
Fue restaurado a raíz de la publicación del libro que presentó el hallazgo y análisis de un reducido maletín conteniendo reliquias identificables como de san Pedro Apóstol, las cuales en el año 610 fueron alejadas por mar de la ciudad de Roma donde habían sido veneradas en la subterránea cripta ("la Confesión" bajo el altar) de San Pedro del Vaticano. Allí nunca regresaron.

Dentro de un "maletín" decorado con láminas de hueso, y envuelto con un delantal a la medida del pontífice Gregorio I "El Magno" había diminutos relicarios. Además incluyó en su interior una ara portátil (con inscripciones) destinada a celebrar misa los religiosos custodios durante su travesía marítima, cuando Roma estuvo seriamente amenazada por una invasión oriental.

El lote de relicarios (sin tapa) fue accidentalmente recuperado justo doce siglos después de su ocultación en el muro de la cripta subterránea bajo el altar mayor de Sant Pere de Rodes. Las excavaciones arqueológicas posteriores a 1990 dieron muy buenos resultados, promoviendo incluso la restauración de todo el complejo abacial, y en especial la iglesia.

Hasta descubrirse las dichas reliquias, era imposible justificar las vastas dimensiones de la iglesia y del monasterio, al ser un sector muy aislado en la costa del Golfo de Rosas, pero posteriormente se hallaron allí varios tesoros: Monedas de oro y plata, antiguas baldosas de cerámica, e incluso pinturas románicas en los muros de un claustro inferior, desconocido hasta mediados del siglo XX.

Se desconoce el verdadero origen del monasterio, lo que dio lugar en el pasado a especulaciones y leyendas, como la de la fundación por monjes que desembarcaron en la zona con los restos de San Pedro y otros santos, que debían custodiar para no ser profanados por las hordas bárbaras que caían sobre Roma. Pasado el peligro, el papa Bonifacio IV habría mandado construir el templo. Sin embargo, la primera documentación de la existencia del establecimiento data del año 878 siendo mencionado como una simple celda monástica consagrada a San Pedro, pero no es hasta el año 945 cuando se considera un monasterio benedictino independiente, regido por un abad.


Aquí están las ruinas del poblado medieval de la Santa Cruz de Rodes, del que sólo queda en pie su Iglesia prerrománica dedicada a Santa Helena.



Un dolmen, que en bretónn quiere decir mesa grande de piedra, es una construcción megalítica consistente por lo general en varias losas (ortostatoss) hincadas en la tierra en posición vertical y una losa de cubierta apoyada sobre ellas en posición horizontal. El conjunto conforma una cámara y está rodeado en muchos casos por un montón de tierra de sujeción o piedras que cubren en parte las losas verticales, formando una colina artificial túmuloo, distinguible como marca funeraria.

Su función atribuida suele ser la de sepulcro colectivo, pero también se cree que puede ser una forma de reclamar un territorio y reforzar la identidad grupal, dada la poca entidad de los poblados neolíticos en tránsito a los calcoliticos y que prepara las ciudades de época del bronce.