Después
de terminar el Camí de Sant Jaume, pensé que seguiría andando por el Camino Aragonés,
hasta llegar a Logroño y así empalmar con el francés, pero después de meditarlo
mucho, pensé que valdría la pena ir a Roncesvalles y ahí empezar el camino
francés desde su inicio.
Ha
sido una maravillosa experiencia y no por los paisajes vividos, sino por compartir
el camino, el albergue, la oración de
los peregrinos y el intercambio de Buen
Camino, con peregrinos de muchas nacionalidades.
En
esta etapa me quedo con las palabras en latín: ultreia et suseia que
escuché el domingo en la oración de los peregrinos y que “ultreia” era el saludo dado al peregrino en la edad media, al cual
este respondía siempre "et
suseia"
El
Camino de Santiago es un camino sin final y sin retorno cuya síntesis perfecta
es precisamente "Ultreia et suseia