sábado, 16 de junio de 2012

Reflexiones de Fraga a Candasnos (26,3 Km)



Qué tal Santiago ¿o debería llamarte Apóstol?

Después de 10 meses sin salir a andar una etapa, hoy lo he hecho de nuevo y ha sido por el desierto de los Monegros y como todo, todo es ponerse de nuevo en marcha, como el Camino...

Hoy salí pronto. La previsión del tiempo informaba sobre la aproximación de una ola de calor y no quería que me cogiese en un lugar que no hay ninguna sombra. Calzaba mis viejas y queridas botas.

Comencé la etapa en Fraga con la sensación extraña de sentirme de paso, ya se me olvidó la sensación de ser un peregrino, sensación que debo volver a sentir. No miré hacia atrás porque nada dejé tras de mí y fijé mi mirada sólo en el sendero recortado, como un patrón, por las graciosas flechas amarillas.

Quería luz y aire, necesitaba sentir de nuevo las revelaciones que te da el andar por el Camino,  hallar el sentido místico de la Vida y el sentido práctico de la mía. Quería dejar atrás el hastío de los días grises, la desidia del conformismo, la rutina del trabajo y la angustia por el amenazador futuro. Quería pasar de la esclavitud de las adicciones, esquivar para siempre el infortunio de accidentes y lesiones que cosieron de cicatrices mi piel, olvidar los traumas familiares como ha sido la muerte de mi madre y las miserias propias que se han acumulado desde que hice la etapa anterior. Quería vacunarme contra la falsedad y la cobardía, la mía y la de toda esa gente de correa corta y estrecha mirada, comulgantes de piedras de molino, anclados en el amargor y la envidia mascullada.

Sólo tengo ganas de volver y continuar el Camino donde hoy lo he dejado y contarte en persona, cuando llegue a Galicia, todo esto, amigo Santiago, con mis botas que no prometo que sean las mismas que hoy llevaba, y decirte que, aunque sea un poquito, tu camino me va mejorando.